Antisemitismo en la historia

Historia

El antisemitismo en la historia universal

El antisemitismo ha aparecido recientemente en los titulares matutinos con una persistencia aterradora. Por ejemplo, en 2018 los incidentes antisemitas en Francia aumentaron un 74% con respecto al año anterior, con más de 500 casos reportados, incluyendo el asesinato de una anciana sobreviviente del Holocausto en su propia casa.

El gobierno alemán reportó un aumento del 62% en los incidentes antisemitas ese año. En 2019 surgió una campaña antisemita en la política húngara; legisladores británicos judíos y no judíos renunciaron al Partido Laborista debido a la omnipresencia del antisemitismo; 96 lápidas del cementerio judío en Francia fueron vandalizadas con esvásticas y, en un desfile local en Bélgica, una carroza oficial de carnaval presentaba figuras grotescas vestidas como judíos ortodoxos y descansando sobre bolsas de dinero. Según las encuestas de la Unión Europea, casi el 90% de los judíos europeos creen que el antisemitismo ha aumentado considerablemente en su región en los últimos años. 1 Patrick Kingsley, “Anti-Semitism Is Back, From the Left, Right and Islamist Extremes. Why?,” New York Times, abril 4, 2019; Julia Neuberger, Antisemitism: What It Is. What It Isn’t. Why It Matters. (London: Weidenfeld & Nicolson, 2019), 130. En Australia, un estudiante judío fue objeto de un intenso acoso antisemita por parte de sus compañeros de clase y, en un incidente particularmente atroz, fue obligado a besar el zapato de un niño no judío. 2 “Australian Jewish boy forced to kiss Muslim classmate’s shoes gets threats”, The Times of Israel, octubre 11, 2019, https://www.timesofisrael.com/australian-jewish-boy-forced-to-kiss-muslim-classmates-shoes-gets-threats/ En Canadá, en una residencia de ancianos, le dibujaron una esvástica en la cabeza a un paciente judío con demencia. 3 “Swastika Drawn on Toronto Alzheimer’s Patient”, Jewish Journal, enero 9, 2020, https://jewishjournal.com/news/world/309376/swastika-drawn-on-toronto-alzheimers-patient/

Los retratos callejeros de la destacada sobreviviente del Holocausto y política Simone Weil, pintados en buzones de correo en París, fueron grafiteados con esvásticas en 2019.
Los retratos callejeros de la destacada sobreviviente del Holocausto y política Simone Weil, pintados en buzones de correo en París, fueron grafiteados con esvásticas en 2019. Slide 1 of 3
El presidente francés, Emmanuel Macron, mirando una tumba vandalizada con una esvástica durante una visita al cementerio judío en Quatzenheim, Francia.
El presidente francés, Emmanuel Macron, mirando una tumba vandalizada con una esvástica durante una visita al cementerio judío en Quatzenheim, Francia. Slide 2 of 3
El desfile anual en una ciudad belga en 2019 presentó caricaturas de judíos ortodoxos.
El desfile anual en una ciudad belga en 2019 presentó caricaturas de judíos ortodoxos. Slide 3 of 3

Aunque el odio a los judíos se remonta al mundo antiguo, la palabra “antisemitismo” es una invención moderna que surgió a raíz del creciente nacionalismo europeo. El periodista alemán Wilhelm Marr acuñó el término con la fundación de la Liga de Antisemitas (Antisemiten-Liga) en 1879. 4 Jehuda Reinharz y Paul Mendes-Flohr, Jew in the Modern World, Tercera edición, (Oxford University Press, 2010), 333n1.

Hoy se suele llamar a Marr el “padre del antisemitismo”, no solo por haber acuñado el término, sino por evidenciar los argumentos perversos detrás del odio hacia los judíos: que ser judío no es solo una cuestión de ascendencia, cultura o fe; es también una descalificación para la amistad, la ciudadanía y, como quedaría claro décadas después, incluso para la humanidad. Para el antisemita, los judíos son una categoría especial, un antagonismo, un chivo expiatorio.

Para el antisemita, los judíos son una categoría especial, un antagonismo, un chivo expiatorio.  

¿Cómo se llegó a esto?

Durante siglos, antes de que surgiera el término “antisemitismo”, los judíos fueron perseguidos como grupo minoritario cuya lealtad era cuestionada por politeístas y, posteriormente, por los regímenes cristianos e islámicos. Aunque algunas sociedades antiguas admiraban la solidaridad, la ética y el monoteísmo de los judíos, estos a menudo pagaban un precio terrible por su diferencia religiosa y su condición de apátridas. Sus éxitos económicos producían desconcierto, envidia e indignación entre las masas de personas que se consideraban más merecedoras. 5 Philip A. Cunningham, “Jews and Christians from the Time of Christ to Constantine’s Reign”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 48. De Atenas a Alejandría, de Roma a Persia, los judíos provocaban resentimiento y sospechas, lo que hacía de ellos un conveniente y frecuente chivo expiatorio.

En muchos contextos, las leyes y costumbres judías se interpretaron erróneamente como indicadores del odio inherente de los judíos hacia los no judíos. Los antiguos textos egipcios reformularon la historia del Éxodo para deshumanizar a los judíos. Los describían como un grupo descarriado y enfermizo de parias que practicaban el canibalismo y los sacrificios humanos, rechazaban a los dioses “legítimos” de la sociedad civilizada. Según el relato egipcio los judíos fueron expulsados y no liberados, de Egipto.

La antigua literatura griega y romana condenaba a los judíos como cobardes y desquisiados que supuestamente no contribuían lo suficiente a la civilización, se alejaban de la vida política y social, y practicaban costumbres extrañas —como las leyes dietéticas y la circuncisión. 6 Benjamin Isaac, “The Ancient Mediterranean and the Pre-Christian Era”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 35-37. Aunque el Imperio Romano permitía el judaísmo, la clase dirigente despreciaba abiertamente a los judíos por negarse a reconocer la divinidad del emperador, entre otras cosas. Los comentaristas romanos condenaban la creencia de los judíos en un dios único y “celoso”, y consideraban que los judíos eran más leales a su patria ancestral de Judea que al dominio romano.

Painting of Saint Paul writing his epistles.Valentin de Boulogne (prob.), Saint Paul Writing His Epistles (c. 1618–1620), oil on canvas, Museum of Fine Arts, Houston, Texas. https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Probably_Valentin_de_Boulogne_-_Saint_Paul_Writing_His_Epistles_-_Google_Art_Project.jpg
Pintura de San Pablo escribiendo sus epístolas.

En los años que siguieron a la muerte de Jesús, los primeros escritos cristianos diferenciaron a las congregaciones protocristianas de los judíos, que no creían en la divinidad de Jesús, representando al judaísmo tradicional bajo una luz negativa. Por ejemplo, más tarde, los escritos del apóstol Pablo apoyarían las representaciones negativas del judaísmo como desalmado, anticuado y excesivamente centrado en leyes estrictas. 7 Philip A. Cunningham, “Jews and Christians from the Time of Christ to Constantine’s Reign”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 51-52.

Tras una revuelta judía contra el dominio romano, los romanos destruyeron el Templo judío de Jerusalén en el año 70 e.c., fragmentando de forma permanente y dramática la existencia religiosa, política y social colectiva de los judíos.

Los Evangelios cristianos se compusieron en este contexto de grandes cambios y vacilantes fronteras sociales. 8 Philip A. Cunningham, “Jews and Christians from the Time of Christ to Constantine’s Reign”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 52-53. Un gran número de no judíos se unieron a las nuevas comunidades cristianas y llevaron consigo una ambivalencia largamente arraigada sobre las leyes y costumbres judías tradicionales, como se ha descrito anteriormente. Aunque los romanos habían condenado y crucificado a Jesús, los cristianos no podían fomentar abiertamente el odio hacia los romanos porque seguían siendo súbditos del imperio, vulnerables al poder romano y dependientes del favor romano. Por ello, los Evangelios culparon a los dirigentes del Templo judío, una clase ya impopular entre los judíos del siglo I, como los principales responsables de la crucifixión. A pesar de que Jesús y sus seguidores iniciales eran todos judíos, algunos teólogos cristianos y líderes de la Iglesia consolidaron esta narrativa que demonizaba a “los judíos”. Durante milenios, la noción de los judíos como “asesinos de Cristo”, retrógrados y desalmados, alentaría y excusaría innumerables atrocidades antisemitas. 9 Marvin Perry y Frederick M. Schweitzer, eds., Antisemitic Myths: A Historical and Contemporary Anthology (Bloomington: Indiana University Press, 2008), 2; Philip A. Cunningham, “Jews and Christians from the Time of Christ to Constantine’s Reign”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 55

Pintura del asedio de Jerusalén por el ejército romano, en el año 70 d.C.
Pintura del asedio de Jerusalén por el ejército romano, en el año 70 d.C.

El Imperio Romano

Inicialmente, los primeros cristianos del Imperio Romano eran más subyugados y despreciados que los judíos. Pero el cristianismo creció y, tras la conversión del emperador Constantino en el año 312 y la decisión del emperador Teodosio en 380 de hacer del cristianismo la religión oficial del Imperio, gradualmente se convirtió en el credo dominante. La Iglesia cristiana obtuvo el patrocinio imperial y una influencia sin precedentes al fusionarse con el Estado. Con esta fusión, las creencias antijudías se institucionalizaron peligrosamente en los sistemas legales más amplios. Los ataques cristianos a las sinagogas aumentaron significativamente en los siglos IV y V, y los líderes cristianos apoyaron leyes para restringir las libertades de sus rivales judíos. 10 Philip A. Cunningham, “Jews and Christians from the Time of Christ to Constantine’s Reign”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 57-60. En todo el Imperio Romano Cristiano, los judíos se convirtieron en súbditos de segunda clase. No se les permitía casarse con cristianos, emplear a cristianos o comparecer como testigos contra cristianos en los tribunales. La hostilidad antijudía se convirtió en una norma cultural autorizada por los emperadores y obispos, quienes describían a los judíos como ciegos a las verdades de la religión privilegiada del imperio. 11 Benjamin Isaac, “The Ancient Mediterranean and the Pre-Christian Era”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 38-40. Posteriormente, en algunas regiones, a los judíos se les prohibió poseer tierras u ocupar cargos en el gobierno. Durante siglos, se produciría un círculo vicioso: la discriminación oficial contra los judíos parecía estar justificada por el fanatismo común y la superstición antijudía fomentada por dicha discriminación.

El mundo islámico

En el mundo islámico, los judíos vivieron relativamente bien durante siglos. A diferencia del Nuevo Testamento, el Corán incluye representaciones negativas y positivas de sus raíces judías. Las escrituras islámicas —como los relatos hadices y los textos hagiográficos— a veces describen a los judíos y a los cristianos como descarriados, con especial énfasis en la percepción de los judíos como maliciosos y engañosos.  Sin embargo, los musulmanes también respetaban a los judíos y a los cristianos como “Pueblos del Libro” y los primeros regímenes islámicos tendían a concederles un cierto estatus de protección, dhimmi, que ofrecía reconocimiento legal de la práctica religiosa. 12 Norman A. Stillman, “Anti-Judaism and Antisemitism in the Arab World Prior to 1948”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 212-214. A pesar de ello, dado que solo los varones musulmanes ocupaban la más alta posición social, el estatus de judíos y cristianos era, en algunos aspectos, limitado y subyugado. Se les exigía un impuesto especial por no ser musulmanes y a veces se les obligaba a llevar sombreros u otras prendas distintivas para distinguirlos de la mayoría musulmana. No obstante, en el mundo medieval y a principios de la modernidad, los judíos de las tierras islámicas disfrutaron de una existencia más favorable que la mayoría de quienes vivían bajo el dominio cristiano.

Statue in the Jewish quarter of Cordoba, Spain, of the Jewish philosopher and physician Maimonides.Photographer unknown, Statue of Rabbi Moshe ben Maimon (Maimonides) by the sculptor Amadeo Ruiz Olmos, Cordoba, Spain (date unknown), photo, Alamy Stock Photos https://www.alamy.com/maimonides-moses-ben-maimon-crodoba-1135-cairo-1204-philosopher-and-physician-with-great-prestige-in-the-hebrew-communities-of-his-time-for-his-great-works-guide-of-the-perplexed-aphorisms-and-treaty-of-dietetics-and-hygiene-statue-of-maimonides-in-the-neighborhood-of-the-jewish-quarter-detail-cordova-andalusia-spain-image220316742.html
Estatua del filósofo y médico judío Maimónides en el barrio judío de Córdoba, España.

En la España islámica, a pesar de algunos periodos de persecución, los judíos prosperaron e hicieron importantes avances en la ciencia y medicina, la poesía y filosofía. Gozaban de gran autonomía jurídica y religiosa, y convivían con los musulmanes como miembros integrados en la sociedad. 13 Jon Efron, The Jews: A History (Pearson, 2009), 136. Sin embargo, con la invasión de las fuerzas cristianas en el cambio del milenio, los musulmanes almorávides —que acudieron a defenderse de los ejércitos cristianos— introdujeron un fervor religioso que envenenó las relaciones de los musulmanes ibéricos con los judíos. 14 Jon Efron, The Jews: A History (Pearson, 2009), 128-129. En los siguientes siglos se multiplicaron los textos de propaganda contra los no musulmanes en todo el mundo islámico, especialmente bajo el dominio mameluco en Egipto y Siria (1250-1517). Un texto de al-Wasiti, el Radd alā Ahl al-Dhimma, afirmaba erróneamente que Moisés Maimónides —el filósofo, jurista y médico judío español del siglo XII— había autorizado el uso de la sangre de personas no judías por parte de los judíos, una falsedad repetida en otros manuales islámicos de la época. 15 Norman A. Stillman, “Anti-Judaism and Antisemitism in the Arab World Prior to 1948”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 216.

Imagen de una quema de judíos (alrededor de 1353). Los judíos fueron culpados por la epidemia de peste en Europa y acusados de envenenar los pozos.
Imagen de una quema de judíos (alrededor de 1353). Los judíos fueron culpados por la epidemia de peste en Europa y acusados de envenenar los pozos.

La cristiandad medieval

Más al oeste, la vida de los judíos en la cristiandad medieval variaba según los contextos y las épocas: los judíos prosperaban o más bien sufrían grave discriminación y violentas persecuciones. 16 Jon Efron, The Jews: A History (Pearson, 2009), 147. Vetados de la mayoría de las profesiones y gremios de Europa Occidental y Central, los judíos europeos medievales de esas tierras solían trabajar al margen de la economía. Muchos recurrían al comercio, cuando se les permitía, y a la concesión de créditos con altos intereses, ya que la Iglesia había condenado esta actividad como un pecado para los cristianos y, por ello, los gobernantes generalmente relegaban este papel a los judíos, a veces obligándolos. Aunque la Iglesia demonizara el préstamo de dinero, llegó a depender de él para su desarrollo económico, al igual que muchos pueblos y ciudades. 17 Jon Efron, The Jews: A History (Pearson, 2009), 154. Como financistas y recaudadores de impuestos, los judíos solían servir de intermediarios entre las clases nobles y las clases campesinas. Con el tiempo, el cobro de intereses en sí mismo se convirtió en un tropo despectivo y los judíos fueron comúnmente estereotipados como tacaños, codiciosos, explotadores o “buenos con el dinero”. Así, los gobernantes medievales llegaron a asociar a los judíos con las habilidades financieras y a veces los invitaron a establecerse en determinadas tierras con un estatus de minoría protegida a cambio de servir como recaudadores de impuestos o banqueros —funciones odiadas por los campesinos, pero necesarias para el progreso financiero de las economías en expansión.

Varios papas medievales se esforzaron por proteger la seguridad física de los judíos, declarando que mantenerlos vivos y en un estado de miseria servía como evidencia viviente de las verdades del cristianismo y de su legítimo triunfo sobre el judaísmo. 18 Marvin Perry y Frederick M. Schweitzer, eds., Antisemitic Myths: A Historical and Contemporary Anthology (Bloomington: Indiana University Press, 2008), 3. Así, la violencia organizada contra las comunidades judías fue mínima en los primeros siglos de la cristiandad medieval, pero los judíos seguían estando sujetos a los caprichos de sus gobernantes, que a veces forzaban las conversiones, exigían fondos o los expulsaban por diversos motivos. Esporádicamente se producían casos de hostilidad localizada contra los judíos a manos de las masas, durante expresiones de fervor religioso, crisis económicas o incertidumbre política. Los judíos despertaban la ira y la envidia como forasteros protegidos por los poderes gobernantes, especialmente debido a las despreciadas profesiones que a menudo eran forzados a ejercer por esos mismos gobernantes.

Poet Süßkind von Trimberg (right) wearing a typical “Jewish hat” in the Codex Manesse from 14th century Germany.Artist unknown (circa 1300-1340), illustration, Codex Manesse https://www.publicmedievalist.com/tale-two-europes-jews-medieval-world/
El poeta Süßkind von Trimberg (derecha) con un típico “sombrero judío” en el Codex Manesse de la Alemania del siglo XIV.

Los cristianos medievales seguían considerando a los judíos como los demoníacos “asesinos de Cristo” e incluso imaginaban cuernos y colas en sus cuerpos. Tales creencias acompañaron a la Primera Cruzada, en la que los fanáticos cristianos llevaron a cabo las masacres de centenares de judíos en partes de Europa y el Medio Oriente. También se difundieron rumores de que los hombres judíos menstruaban y necesitaban sangre cristiana para curar esta dolencia, así como para utilizarla en los rituales de la Pascua Judía (Pésaj). Cuando desaparecía un cristiano, se acusaba repetidamente a los judíos de haber secuestrado a la persona desaparecida para el uso ritual de su sangre. Esta acusación, conocida como “libelo de sangre”, provocó el injusto saqueo, tortura, asesinato y expulsión de innumerables judíos europeos. 19 Jon Efron, The Jews: A History (Pearson, 2009), 152; Marvin Perry y Frederick M. Schweitzer, eds., Antisemitic Myths: A Historical and Contemporary Anthology (Bloomington: Indiana University Press, 2008), 3. En el siglo XIII, la Iglesia ya exigía a los judíos en algunos contextos que llevaran sombreros o insignias especiales cuando aparecían en público para señalar su estatus degradado. 20  Marvin Perry y Frederick M. Schweitzer, eds., Antisemitic Myths: A Historical and Contemporary Anthology (Bloomington: Indiana University Press, 2008), 3. Cuando la peste bubónica asoló Europa en el siglo XIV, se sospechó que los judíos envenenaban los pozos. A pesar de los esfuerzos del Papa Clemente VI y otros gobernantes cristianos para protegerlos, decenas de miles de judíos fueron quemados vivos bajo tales acusaciones. 21 Jon Efron, The Jews: A History (Pearson, 2009), 153. En el siglo XVI, en la península italiana y algunas ciudades de habla alemana, obligaban a los residentes judíos a vivir en partes específicas de la ciudad —zonas que llegarían a conocerse como guetos mucho antes de que el término resurgiera durante la Segunda Guerra Mundial.

Martin Luther painted by Lucas Cranach the Elder, in 1529.Cranach the Elder, Lucas, Martin Luther (1529), oil painting, Deutsches Historisches Museum, Berlin http://lucascranach.org/DE_LHW_G16 https://www.npr.org/2016/11/20/502437123/how-technology-helped-martin-luther-change-christianity
Martín Lutero pintado por Lucas Cranach el Viejo, en 1529.

Los cristianos medievales también atacaron directamente al judaísmo como religión. En el siglo XII, las autoridades confiscaron y quemaron innumerables ejemplares del Talmud (libro que contiene la tradición oral, doctrinas, ceremonias y preceptos de la religión judía). Además, los predicadores franciscanos y dominicos agredieron a los judíos con conversiones forzadas alegando la conexión del judaísmo con dicho texto. 22 Marvin Perry y Frederick M. Schweitzer, eds., Antisemitic Myths: A Historical and Contemporary Anthology (Bloomington: Indiana University Press, 2008), 3-4. La Iglesia católica lideró las prácticas antijudías, pero la Reforma protestante fortaleció nuevas corrientes. Martín Lutero encabezó una nueva visión de la fe cristiana, pero impulsó enérgicamente las antiguas creencias antisemitas cuando los judíos se negaron a abandonar el judaísmo y convertirse a su nueva visión. En sus últimos escritos, Lutero abogó por la quema de sinagogas y la destrucción de hogares judíos, la confiscación del Talmud y los libros de oración judíos, la restricción de la libertad de circulación de los judíos y su expulsión de Sajonia y otros territorios alemanes. Sus seguidores protagonizaron disturbios antisemitas y saquearon sinagogas; y en la década de 1580, los judíos fueron expulsados de varios estados luteranos. Los tratados de Lutero contra los judíos se reimprimirían durante siglos. La mayoría de los libros antisemitas que se publicaron posteriormente en la Alemania nazi los citaban, basándose en la condenación de Lutero a los judíos en el siglo XVI. 23 Jon Efron, The Jews: A History (Pearson, 2009), 201-202; Stephen W. Eldridge, “Ideological Incompatibility: The Forced Fusion of Nazism and Protestant Theology and its Impact on Anti-Semitism in the Third Reich”, International Social Science Review, vol. 81, no. 3/4 (2006): 151–165.

Desde el siglo XIII, los judíos habían sido sometidos a conversiones forzadas, expropiaciones y masacres en Europa Central y Occidental. También fueron expulsados continuamente de diferentes regiones, entre ellas Inglaterra en 1290, Francia en 1394 y España en 1492, tras la Inquisición española y las masacres anteriores de miles de judíos españoles. A finales de la Edad Media, la violencia y las expulsiones de judíos prácticamente habían erradicado todas las comunidades judías de Europa Occidental. 24 Marvin Perry y Frederick M. Schweitzer, eds., Antisemitic Myths: A Historical and Contemporary Anthology (Bloomington: Indiana University Press, 2008), 4. Las expulsiones continuarían también en la época moderna, con expulsiones de judíos rusos de provincias enteras durante la Primera Guerra Mundial. 25 YIVO Encyclopedia of Jews in Eastern Europe, “Pogroms”, https://yivoencyclopedia.org/article.aspx/Pogroms. De hecho, entre 1865 y 1965 se expulsaron más judíos de Europa y de las tierras árabes que en toda la historia registrada anteriormente. 26 Jonathan D. Sarna, When General Grant Expelled the Jews (Schocken, 2012), 34, 168 n.15.

Bastones europeos del siglo XIX decorados con rostros caricaturescos de judíos.
Bastones europeos del siglo XIX decorados con rostros caricaturescos de judíos.

La Europa de los siglos XVIII y XIX

Durante la Ilustración, los sistemas feudales jerárquicos se convirtieron en estados basados en los ideales de la ciudadanía. Durante esta época, hubo un mayor énfasis en la razón, la tolerancia y la libertad individual, así como la separación de la Iglesia y el Estado. Esto llevó a la mayoría de los Estados de Europa Occidental y Central a conceder la ciudadanía y derechos civiles a los judíos. Por primera vez en siglos, los judíos de muchos países pudieron vivir donde quisieran, matricularse en la enseñanza superior y trabajar en las profesiones liberales. Algunos judíos renunciaron a la religión y se incorporaron a la sociedad como individuos laicos.

19th-century statuettes. Anti-Semites frequently portrayed Jews as animals, especially pigs. Statue (19th century), U.S. Holocaust Museum, The Katz Ehrenthal Collection https://www.ushmm.org/collections/the-museums-collections/collections-highlights/500-years-of-antisemitic-propaganda-the-katz-ehrenthal-collection
Estatuillas del siglo XIX. Los antisemitas solían representar a los judíos como animales, especialmente como cerdos.

Arraigados en una herencia que valoraba la alfabetización y la educación, así como el liderazgo y la ética social, muchos judíos emancipados intentaron demostrar que eran dignos de su nueva libertad legal. Trataban de mostrar su gratitud con su contribución social, de cumplir con las aspiraciones de excelencia profesional y cultural, y de establecer seguridades sociales no disponibles en los siglos anteriores a la emancipación. El posterior protagonismo de los judíos europeos en campos como los negocios, las finanzas, el derecho, la ciencia, el mundo académico y las artes fue quizás más palpable en la Alemania de la década de 1870. 27 Marvin Perry y Frederick M. Schweitzer, eds., Antisemitic Myths: A Historical and Contemporary Anthology (Bloomington: Indiana University Press, 2008), 104-105.

Sin embargo, a medida que estos judíos ascendían en la escala socioeconómica, los cristianos de Europa Occidental y Central —ahora enfrentados a la perspectiva de la igualdad legal e incluso de la competencia con ellos— volvían a evaluar a los judíos sin haber descartado el antisemitismo religioso de siglos atrás. Los antisemitas, como el teórico político Wilhelm Marr, cultivaron ideas social-darwinistas sobre la raza, consolidando las nociones de “blancura” y clasificando a los judíos como más “asiáticos” que europeos o “blancos”. El judaísmo se concibió como una cuestión biológica, más que religiosa. Sobre estas bases raciales, las teorías conspirativas y la propaganda antijudía caricaturizaban a los judíos como grotescos y malvados explotadores de los cristianos alemanes. Culpar a los judíos de las crisis económicas se convirtió en un elemento básico de la vida política en Alemania y otras partes de la Europa democrática.

Alfred Dreyfus.Roger-Viollet, H., Alfred Dreyfus (before 1894), photo, Roger-Viollet Agency https://www.roger-viollet.fr/en/asset/fullTextSearch/page/1/search/dreyfus/filtered/1#nb-result https://www.britannica.com/biography/Alfred-Dreyfus
Alfred Dreyfus.

A medida que las naciones determinaban qué grupos incluir o excluir de sus fronteras y culturas colectivas, el antisemitismo se hizo cada vez más patente en los asuntos públicos. Un caso especialmente controvertido se produjo a finales del siglo XIX en Francia. En esta época, una serie de factores —la crisis económica, el colapso de algunos bancos y el creciente descontento con el modernismo y la urbanización— adquirieron un tono antisemita. Esto se manifestó en la escena pública en 1894, cuando se utilizaron documentos falsificados para acusar, someter a corte marcial y encarcelar a un capitán judío del ejército francés llamado Alfred Dreyfus. Se le acusó falsamente de haber vendido secretos militares a los alemanes. A pesar de las pruebas de la falsificación, los esfuerzos por hacer justicia a Dreyfus desataron disturbios antisemitas, exacerbados por una prensa popular cada vez más activa que difundía caricaturas y retórica antijudía racializada. A pesar de la evidencia, Dreyfus no fue liberado y readmitido en el ejército hasta 1906. 28 Richard S. Golsan, “Antisemitism in Modern France: Dreyfus, Vichy, and Beyond”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 144-145. El escándalo, conocido como el Caso Dreyfus, es un ejemplo de antisemitismo donde un judío es usado como chivo expiatorio.

El Caso Dreyfus y la “cuestión judía”

El tipo de retórica que alimentó el Caso Dreyfus tuvo un impacto directo en otras partes del mundo, incluyendo el Medio Oriente. Los sirios cristianos difundieron ideas adoptadas en su contacto con los comerciantes y misioneros franceses que habían colonizado la región. Para el siglo XX, el mundo árabe asociaría cada vez más el judaísmo con el sionismo 29 El sionismo es el movimiento por la autodeterminación y la condición de Estado de los judíos. Para más información, véase el mito nº 7. y difamaría al sionismo con teorías de conspiración antisemitas.

A estas alturas de la historia, alimentado por múltiples corrientes de vitriolo teológico y olas de prejuicios sociales permanentes, gran parte del mundo había llegado a considerar a los judíos como una categoría de personas inherentemente problemática y comenzaba a hablarse de “el problema judío” o “la cuestión judía”. Uniendo poblaciones dispares a través de un enemigo común percibido, “la cuestión judía” expresaba la insatisfacción con las diferencias culturales judías percibidas como “esenciales” respecto a la mayoría no judía. Evaluaba estrictamente el grado de aculturación de los judíos en sociedades a menudo hostiles que habían demonizado a los judíos durante siglos, condenando a los judíos por no haber desaparecido como un pueblo singular. 30 Jehuda Reinharz y Paul Mendes-Flohr, Jew in the Modern World, Third edition, (Oxford University Press, 2010).

Marr fue una de las principales voces de la racialización de la “cuestión judía” durante esta época apelando a las peligrosas nociones del darwinismo social que circulaban a su alrededor. Condenó a los judíos como enemigos del Estado —no solo como una religión diferente, sino como una raza extraña. 31 Marvin Perry y Frederick M. Schweitzer, eds., Antisemitic Myths: A Historical and Contemporary Anthology (Bloomington: Indiana University Press, 2008), 104-105. Marr culpó a la “raza judía” de las ideas liberales y humanistas de la Ilustración, así como de la urbanización y el capitalismo que habían producido un cambio tan dramático en Alemania y otras partes de Europa. Al relacionar a los judíos con las razas “asiáticas”, Marr también fortaleció las asociaciones públicas entre los judíos y los pueblos extranjeros de Europa del Este, provocando xenofobia.

En efecto, muchos judíos residían en Europa del Este, habiendo encontrado allí seguridad y protección durante gran parte del principio del período moderno. Sin embargo, esos judíos también fueron objeto de violencia en momentos de agitación. En un contexto de fronteras cambiantes e incertidumbre política, los habitantes de la Rusia zarista, por ejemplo, perpetraban periódicamente pogromos, episodios de violencia colectiva que incluían el saqueo y la destrucción de propiedades judías y, en ocasiones, ataques físicos a los judíos, todo ello con poca o ninguna intervención de las autoridades estatales. En 1881, se destruyeron propiedades judías en una oleada de más de doscientos cincuenta pogromos en todas las provincias del suroeste del Imperio Ruso, lo que provocó un aumento de la actividad nacionalista judía. 32 YIVO Encyclopedia of Jews in Eastern Europe, “Pogroms,” https://yivoencyclopedia.org/article.aspx/Pogroms. Durante la Revolución Rusa de 1905-1907, los partidarios del régimen ruso atacaron a los judíos, asesinando a cientos de ellos en Odessa y Kiev.

Víctimas del pogromo de Kishinev, una masacre de 1903 en la que una multitud asesinó a 120 judíos e hirió a unos 500.
Víctimas del pogromo de Kishinev, una masacre de 1903 en la que una multitud asesinó a 120 judíos e hirió a unos 500.

Después de 1917 y Los Protocolos de los Sabios de Sion

Las consecuencias de la Revolución Bolchevique de 1917 en Rusia también llevaron a muchos a considerar las amenazas del comunismo como una conspiración judía mundial, a pesar de que solo una pequeña minoría de judíos en Europa y América simpatizaba con el comunismo. Cuando los imperios de Europa Oriental y Central se derrumbaron, los nacionalistas y los campesinos descargaron su profunda incertidumbre y su rabia contra el “otro” en su entorno, el judío. De una magnitud sin precedentes, entre 1918 y 1921 se produjeron más de mil pogromos en más de quinientas comunidades judías, en los que perdieron la vida unos 100.000 judíos. 33 Jeffrey Veidlinger, Pogroms and the Collapse of Empire. Ann Arbor, MI: Michigan Publishing, University of Michigan Library, 2015; YIVO Encyclopedia of Jews in Eastern Europe, “Pogroms,” https://yivoencyclopedia.org/article.aspx/Pogroms.  La errónea creencia de que los judíos eran los culpables de los problemas de todos los bandos en situaciones de caos político se utilizaría para justificar las actividades antisemitas de los fascistas en Europa Oriental y Central durante la década de 1930. 34 YIVO Encyclopedia of Jews in Eastern Europe, “Russian Revolutions of 1917,” https://yivoencyclopedia.org/article.aspx/Russian_Revolutions_of_1917.

A 1934 edition of the Protocols of the Elders of Zion.Protocols of the Elders of Zion (1934 edition), digital image of book cover, University of Chicago https://www.lib.uchicago.edu/media/images/ros450E-35.original.jpg
Una edición de 1934 de los Protocolos de los Sabios de Sion.

Entre la propaganda que inspiró la violencia antisemita en este contexto se encontraba un panfleto falso titulado Los Protocolos de los Sabios de Sion. Creado por la policía secreta rusa en París a finales de la década de 1890, el panfleto supuestamente revelaba las actas de una reunión secreta de ancianos judíos que tramaban la dominación del mundo mediante el control combinado del capitalismo, el liberalismo, el marxismo, el anarquismo y la democracia parlamentaria. Más que nada, logró dar mayor importancia a las creencias antisemitas preexistentes al situarlas en un contexto contemporáneo. Además, la Revolución Rusa de 1917 y la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial dieron un poder especial a Los Protocolos, ya que los reaccionarios desesperados trataron de probar una conspiración judeo-bolchevique para derrocar a Rusia, Alemania o incluso al mundo entero. Muchos también percibieron erróneamente el creciente movimiento sionista como una confirmación de las mentiras de Los Protocolos.

A principios de la década de 1920, los nacionalistas árabes de Palestina e Irak también citaban el libro que, más de 100 años después de su publicación, sigue siendo un éxito de ventas en círculos marginales y en gran parte del mundo musulmán. 35  Jon Efron, The Jews: A History (Pearson, 2009), 313; Norman A. Stillman, “Anti-Judaism and Antisemitism in the Arab World Prior to 1948”, en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 218-219. En Estados Unidos, el magnate de la industria automotriz, Henry Ford, publicó en su periódico The Dearborn Independent una serie de artículos antisemitas basados en Los Protocolos. 36 Leonard Dinnerstein, Antisemitism in America (Nueva York: Oxford University Press, 1994), 81.

Los siglos XIX y XX en Europa Central y Occidental

En contraste con Europa del Este, donde los judíos permanecieron oprimidos durante gran parte de los siglos XIX y XX, en Europa Central y Occidental muchos judíos prosperaron y fueron reconocidos socialmente en los años de entreguerras. En Austria, Alemania y otros países, los judíos participaron en la “alta cultura” y contribuyeron a las artes y las ciencias. Los judíos eran ciudadanos orgullosos de las naciones europeas, luchando y muriendo en las guerras junto a sus compatriotas no judíos. Sin embargo, la crisis económica alemana después de la Primera Guerra Mundial dio una nueva y peligrosa fuerza cultural a los estereotipos antijudíos. Además, la visibilización de los refugiados judíos ortodoxos empobrecidos procedentes del frente de guerra de Europa del Este, parecían para muchos, confirmar la asociación xenófoba y racializadora de Marr entre judíos y orientales. Mientras Alemania se esforzaba por reconstruirse en medio de las cuantiosas reparaciones, la agitación económica y el desprecio de la comunidad internacional, los judíos servían como chivo expiatorio útil para quienes buscaban una explicación a los males de la nación. La demonización centenaria de los judíos como un pueblo hipócrita que aspiraba a agotar económicamente y a dañar físicamente a los cristianos atraía a quienes estaban empeñados en culpar a un “otro” de sus problemas y en revivir la imaginada fuerza y unidad de la época medieval.

A propaganda poster for the Vichy Regime's reactionary Revolution Nationale program.Vachet, R., Revolution Nationale (1940-1942), poster, public domain https://www.smithsonianmag.com/history/vichy-government-france-world-war-ii-willingly-collaborated-nazis-180967160/
Un cartel de propaganda para el programa revolucionario Revolution Nationale del Régimen de Vichy.

La Segunda Guerra Mundial

En 1933, Adolfo Hitler fue elegido y comenzó su camino hacia el poder. Su plataforma política combinaba el fascismo con fantasías de pureza racial. Entre 1941 y 1945, el régimen nazi y sus colaboradores llevaron a cabo la matanza deliberada y sistemática de seis millones de civiles judíos en gran parte de Europa y partes del norte de África, una campaña transnacional de genocidio sin precedentes. El régimen nazi también seleccionó a otros grupos para asesinarlos en masa, entre ellos los sinti y los gitanos, los prisioneros de guerra soviéticos, los enfermos mentales y los discapacitados físicos. También persiguió y asesinó cantidades asombrosas de disidentes políticos y religiosos, homosexuales y otras personas. Sin embargo, debido a una peligrosa lógica racial, los judíos ocupaban un lugar especial en la ideología nazi como su mayor amenaza percibida. 37 David Engel, The Holocaust and the Third Reich (Pearson, 2013), 5.

Poster for a Nazi propaganda film.Rehak, Bruno, Jud Suss (1940), poster, Germany, Facing History and Ourselves Resource Library https://www.facinghistory.org/resource-library/image/poster-propaganda-film-jud-s-ss
Poster para una película de propaganda nazi.

Ya en la década de 1930, los vínculos entre el mundo árabe y el Tercer Reich habían consolidado la exposición del discurso nazi en las élites árabes. El manifiesto de Hitler, Mein Kampf (Mi lucha), fue traducido al árabe y publicado en Beirut en 1935 y pronto estuvo disponible en todo el Medio Oriente y el Norte de África, generalmente sin los párrafos antiárabes. Los grupos paramilitares panislámicos y panárabes admiraban y se inspiraban en los ejemplos fascistas de Europa, adoptando a veces una retórica antisemita. 38 Kenneth L. Marcus, The Definition of Anti-Semitism (Oxford University Press, 2015), 101. Por ejemplo, en 1941 surgió en Irak un régimen pronazi, oficialmente aliado con las potencias del Eje, que declaró enemigos a la población judía de Irak. Poco después, un pogromo de dos días en Bagdad fue perpetrado por los habitantes árabes contra los judíos dejando 179 judíos muertos y 242 niños judíos huérfanos. 39 Norman A. Stillman, “Anti-Judaism and Antisemitism in the Arab World Prior to 1948,” en Albert S. Lindemann y Richard S. Levy, Antisemitism: A History (Oxford University Press, 2010), 216-220.

Mujeres afligidas por los ataúdes de las víctimas del pogromo de Kielce en Polonia, 1946.
Mujeres afligidas por los ataúdes de las víctimas del pogromo de Kielce en Polonia, 1946.

Después de la Segunda Guerra Mundial

Después del Holocausto, los supervivientes judíos en Europa enfrentaron la hostilidad de muchos de sus vecinos no judíos al regresar a sus ciudades de origen después de la guerra. Alrededor de 1.500 judíos fueron asesinados en pogromos en la Polonia de la posguerra, el mayor de los cuales tuvo lugar en Kielce en 1946, donde unos 50 judíos fueron asesinados por una turba polaca que incluía policías y soldados. 40 Jon Efron, The Jews: A History (Pearson, 2009), 433. En 1949, se registraron en Alemania más de 100 casos de vandalismo antijudío de posguerra, incluyendo daños en cementerios, sinagogas, vehículos y hogares judíos. 41 Michael Brenner, After the Holocaust (Princeton University Press, 1997), 52. Para muchos supervivientes judíos de la Segunda Guerra Mundial, Israel, Estados Unidos y Australia se convirtieron en las mejores opciones para reconstruir sus vidas con seguridad.

El antisemitismo que caracterizó el Holocausto y sus consecuencias mundiales alcanzó proporciones históricas que, para algunos, pueden parecer distantes de la realidad actual, pero las ideas nocivas que lo alimentaron persisten y se agravan. Aunque la teoría racial nazi fue ampliamente condenada en muchas partes del mundo de la posguerra, el antisemitismo y el antisionismo siguieron siendo utilizados por funcionarios soviéticos y extremistas árabes.

Por ejemplo, en 1947, la Liga Árabe —que en ese momento incluía a Egipto, Irak, Jordania, Líbano, Arabia Saudita, Siria y Yemen— redactó una ley para congelar las cuentas bancarias de todos los judíos en los estados árabes con el fin de financiar la resistencia antisionista, así como para embargar y confiscar los bienes de todos los judíos sospechosos de sionismo activo. La vida de los judíos en estas regiones se volvió aún más insegura después de la creación del Estado de Israel en 1948, hecho que aumentó el antisemitismo en la región. En los años siguientes, la legislación antisemita de la Liga Árabe fue adoptada con variaciones en todo el mundo árabe, dando lugar al arresto y cancelación de la ciudadanía de los judíos en todos los países árabes —exceptuando a Líbano y Túnez—, a la congelación de sus bienes y la confiscación de sus propiedades en todos los países árabes —excepto Marruecos—, y en varios países, se restringió su movilidad, se criminalizó el sionismo, se impusieron restricciones a la religión, los judíos perdieron sus trabajos y sufrieron discriminación laboral.

Map showing numbers of Jews from Arab countries seeking refuge in Israel between 1948 and 1972.http://www.informazionecorretta.com/dossier.php?l=en&d=21
Mapa que muestra el número de judíos de países árabes que buscaron refugio en Israel entre 1948 y 1972.

La violencia y la persecución contra los judíos en todo el mundo árabe provocaron el éxodo masivo de unos 850.000 judíos, el 90% de los cuales ya se habían marchado en 1951 y solo el 9% de estas comunidades seguían existiendo en 1968. Este éxodo es aún más trágico porque, solo unos años antes, la gran mayoría de los judíos árabes se consideraban en casa en estos países y solamente una minoría se identificaba como sionista. A pesar de ello, tuvieron que huir bajo presión para escapar del terror patrocinado por el Estado y racionalizado como medidas antisionistas. 42 Lyn Julius, Uprooted: How 3000 Years of Jewish Civilization in the Arab World Vanished Overnight (Vallentine Mitchell, 2018), 129-132; 104.

La lógica antisemita ha cobrado un nuevo impulso en la actualidad, cuando nuestro mundo se enfrenta a una creciente incertidumbre económica, la dramática polarización entre la “derecha” y la “izquierda” políticas, la agitación social y un creciente énfasis en la raza y la nacionalidad en la política y la cultura pública. Aunque los judíos a menudo son asociados con una identidad racial blanca y los privilegios que esta puede conllevar, los judíos de color en diversas partes del mundo han seguido enfrentando el antisemitismo sin los beneficios de las personas consideradas “blancas”. 43 Jews For Racial & Economic Justice; “Understanding Antisemitism: An Offering To Our Movement”, https://jfrej.org/understanding-antisemitism-an-offering-to-our-movement/. Como lo ilustra el párrafo anterior, los judíos de países predominantemente musulmanes del Medio Oriente y el Norte de África se vieron en peligro por el racismo panárabe durante el mismo tiempo en que gran parte de los judíos de Estados Unidos se beneficiaban de las ventajas sociales y económicas de ser percibidos como blancos. Debido a su procedencia árabe y persa, muchos de los judíos que huyeron del Medio Oriente y el Norte de África a finales del siglo XX no se han beneficiado del privilegio blanco que muchos asocian erróneamente con el pueblo judío en su conjunto.

Los judíos del Caribe o de África y sus descendientes viven una dinámica similar, entre ellos decenas de miles que huyeron de Etiopía en la misma época y que continúan enfrentando el racismo contra los negros tanto en Israel como en Estados Unidos. 44 Anita Shapira, Israel: A History (Waltham, MA: Brandeis University Press), 459. Muchos judíos de color enfrentan esta situación, como lo expresó Ilana Kaufman en su ELI Talk de 2015, “¿Quién cuenta? La raza y el futuro judío”. 45 Youtube; “Ilana Kaufman, ‘Who Counts?: Race and the Jewish Future’”, Eli Talks, 2015, https://www.youtube.com/watch?v=QCtBqbsZPLo Según un estudio de 2003, al menos el 20% de la población judía de Estados Unidos se identifica como “racial y étnicamente diversa”. 46Institute for Jewish & Community Research; Tobin, “Surveying the Jewish Population in the United States”, de Gary y Sid Groeneman, 2003, https://globaljews.org/resources/research/counting-jews/. 47 Si se añaden 600.000 judíos sefardíes, o el 10% de la población judía, junto con 600.000, o el 10% de los judíos negros, asiáticos, latinos y mestizos, 1,2 millones o el 20% de la población judía de Estados Unidos es diversa. Esto incluye a los individuos que se han convertido al judaísmo, a los que han sido adoptados por familias judías y criados como judíos, a los hijos multirraciales de asociaciones entre judíos asquenazíes y personas de color, y a los que son ellos mismos descendientes generacionales de judíos de color y los de herencia sefardí y mizrahí.   El “doble riesgo” del racismo y el antisemitismo que siguen enfrentando los judíos de color es un recordatorio doloroso del hecho de que las diferentes formas de prejuicio pueden entrelazarse. 48 Bernard J. Wolfson, “African American Jews: Dispelling Myths, Bridging the Divide”, en Black Zion: African American Religious Encounters with Judaism, ed. Yvonne Chireau y Nathaniel Deutsch (Oxford University Press, 1999), 41; Kimberle Crenshaw, “Intersectionality and Identity Politics: Learning from Violence against Women of Color”, en Reconstructing Political Theory: Feminist Perspectives, editado por Mary Lyndon Shanley y Uma Narayan (Pennsylvania State University Press, 1997), 178-193.  Es nuestra responsabilidad recordar que formas aparentemente distintas de prejuicio o desventaja suelen estar entretejidas. Depende de todos nosotros garantizar que la libertad de un grupo no se base en el sometimiento de otro. Normalizar cualquier tipo de prejuicio basado en el odio es fomentar una atmósfera en la que todas las formas de prejuicio pueden ser validadas e intensificadas.

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